June 24, 2024

El impacto de acompañar a las familias para el desarrollo de los niños más vulnerables

By: Marta Rubio-Codina, Raquel Bernal

Tags: Childcare, Chilhood Development, Education

Este post apareció originalmente en el blog Primeros Pasos – Blog del BID sobre Primera Infancia, el 9 de Mayo del 2024.


Los programas de trabajo con familias, mediante visitas y/o sesiones grupales, han mostrado impactos importantes en el desarrollo de los niños – tanto en el corto plazo a través de mejoras cognitivas y de lenguaje, como en la edad adulta, a través de un mejor desempeño académico y laboral.

Conceptualizar e implementar programas de este tipo desde cero puede resultar costoso y desafiante, especialmente considerando que existen numerosas experiencias en varios países de América Latina y el Caribe. Por eso, nos preguntamos si es posible diseñar estrategias que permitan mejorar los servicios existentes y elevar su calidad. En esta entrada, compartimos los resultados de la evaluación del programa Familia, Mujer e Infancia (FAMI), de Colombia. ¿En qué consiste el programa? ¿y cómo impacta en la vida de los niños? Te lo contamos a continuación.

FAMI: un programa para mejorar la crianza y el desarrollo de los niños en Colombia

FAMI es operado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y atiende a más de una tercera parte de las familias con niños en situación de vulnerabilidad en sus primeros dos años de vida y a mujeres embarazadas. Ofrece sesiones grupales y visitas al hogar para mejorar prácticas de crianza e interacciones, además de fortalecer la autoestima y autoeficacia de las madres. Algunas de las estrategias utilizadas son espacios y actividades de juego y de lectura, láminas para promover la conversación y canciones.

Con el objetivo de fortalecer la implementación del programa, la Universidad de los Andes, en colaboración con Grand Challenges Canada, University College de Londres y la Fundación Éxito, diseñó, implementó y evaluó un paquete de mejoras. Estas incluyeron la incorporación de un currículum de actividades de juego estructuradas y materiales para desarrollarlas –entre ellos, libros, rompecabezas, bloques, objetos para clasificar y emparejar–, así como un programa de capacitación y acompañamiento continuo a las madres FAMI y las facilitadoras, por medio de tutoras (mentoras).

Además, se hicieron ajustes al contenido nutricional del programa, que incluyó la promoción de la lactancia materna y una adecuada alimentación complementaria. Durante más de 10 meses, 46 de 87 centros FAMI –seleccionados aleatoriamente– en los departamentos de Boyacá, Cundinamarca y Santander implementaron estos cambios.

Desarrollo cognitivo, del lenguaje y motor de los niños como principales resultados

Los resultados hablan por sí solos. El desarrollo cognitivo, del lenguaje y motor de los niños en los FAMI en los que se implementó el paquete mejoró con respecto a los que no recibieron cambios en el servicio: los impactos obtenidos en cognición equivalen a una disminución del 23 % de la brecha en desarrollo cognitivo entre hogares de diferentes niveles socioeconómicos en Bogotá. Asimismo, se observó una reducción de 5,8 puntos porcentuales en los niños con riesgo de retraso en talla. Además, al promover la autoeficacia, la autoestima y la formación de las madres, también se mejoraron las prácticas de crianza.

Los resultados demuestran que, al formar a los recursos humanos locales a cargo de la implementación de los servicios con herramientas claras, sencillas y estructuradas, es posible mejorar la calidad de los servicios y el impacto en las familias beneficiarias. Más aún si, como sucedió con las madres FAMI, ellas se muestran abiertas y receptivas a aprender e incorporar otras maneras de hacer las cosas, de la mano de una tutora que les ayude en los procesos de planificación y acompañamiento de forma permanente.

Programas de acompañamiento familiar: alto impacto a un costo relativamente bajo

Otra lección importante de esta experiencia es que el mejoramiento de programas como FAMI no es excesivamente costoso. En este caso, el costo adicional del paquete pedagógico y de la formación y acompañamiento fue del 40% del costo del modelo original de FAMI. Añadir a ello el componente nutricional doblaba el costo del programa. Dicho esto, dado el impacto positivo del programa, al comparar el costo de su implementación con relación a otros programas en el país –como la construcción de centros de desarrollo infantil o jardines sociales– resulta costo-efectivo.

La experiencia FAMI demuestra que es posible innovar a partir de programas existentes y lograr grandes transformaciones. Es necesario retomar y fortalecer estas prácticas, mejorarlas y estructurarlas de manera que los programas de atención a la primera infancia no dejen atrás a las familias más vulnerables. Una sencilla “caja de herramientas” con actividades, materiales y el adecuado acompañamiento puede cambiar la vida de muchos niños y lograr que ellos lleguen muy lejos.

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